miércoles, 29 de septiembre de 2010

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Cuando tenía mi primer mojito de la noche en mis manos, me di cuenta que había dejado el café enfriar. Derek atrajo toda mi atención hacía él y estaba perdiendo la noción del tiempo. Entre risas e historietas era la hora de cerrar el bar y salimos de éste. Echamos a andar, a escasos metros…¡Espera, he olvidado coger mi abrigo! le dije a Derek. Los calores del alcohol hicieron que me olvidara por completo (Tampoco bebí tanto, o eso creía yo) de que era invierno y que fuera del bar era otra realidad. Nos volvimos pero era tarde, Marcos ya había cerrado y hasta las tres de la tarde de domingo no volvería a abrir, así que tendría que volver. Genial, susurré en voz baja, genial. Derek me dijo que no me preocupara, muy caballeroso él, me prestó su abrigo y me dijo que a las tres de la tarde de hoy me acompañaría a recoger mi abrigo. Le dije que no era necesario pero él insistió, así que accedí.

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