viernes, 4 de mayo de 2018

Una tarde de mayo



Aprender a estar sola,
aprender a estar lejor de casa,
aprender a escribir desde otro teclado,
aprender la costumbre de otro país,
aprender día a día,
apreciar la lluvia continua y los nubarrones esponjosos como dulces de algodón,
disfrutar del maravillo verde intenso que desprenden los árboles de la Región,
sentir el sol que poco a poco se deja ver y acariciar,
compartir conocimientos los unos con los otros,
reír,
vivir al fin y al cabo.

Miles de experiencias vividas que a mi retorno quizás eche de menos pero por ahora están presentes.