miércoles, 29 de septiembre de 2010

*** *** *

Dimos un gran rodeo para llegar a mi casa, pero estaba tan a gusto con él que no quería que se acabara nuestro paseo. Pero tampoco podía ser eterno (ya no era una caminata sino un paseo y el tiempo volaba con Derek). A mitad del camino me pidió un abrazo, el pobre estaba sin abrigo, me sentía mal, pero él no lo quería, quería que yo lo llevara puesto.

Nos abrazamos, y sentí su calor corporal. Que bien me hizo. No quería separarme de él ( y no sabía por qué estaba sintiendo ese no sé qué). Al separarnos me cogió de la cintura y yo me aproximé hacia él. Fuimos así todo el camino, el poco que quedaba de él.

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